Que la belleza que transmitáis a las generaciones del mañana provoque asombro en ellas.
Carta a los artistas, Juan Pablo II.

Haced cosas bellas pero, sobre todo, convertid vuestras vidas en lugares de belleza.
Encuentro con el mundo de la cultura, Lisboa, 12-5-2010, Benedicto XVI.

martes, 13 de julio de 2010

Y tú... ¿no deseas ser feliz?


Hola a todos. Disculpad que haya estado más de un mes sin aparecer por aquí… En el grupo de facebook voy dejando algunos enlaces, pero el blog lo he tenido un poquito abandonado. Se han juntado un montón de cosas, empezando por los exámenes y acabando por alguna más.

Como imagino que sabréis, el pasado 5 de julio entró en vigor en España la nueva ley del aborto, una ley más permisiva que la que teníamos hasta el momento… En esos días, anduve metida en una “discusión” en facebook sobre el tema del aborto, un dialogo breve pero enriquecedor en el que todos compartimos lo que pensamos sin ofender a nadie. Si no recuerdo mal, tan sólo intervenimos cuatro o cinco personas y sólo una de ellas sostuvo una postura “a favor” del aborto. Escribo “a favor” entre comillas porque esta persona reconoció que no era una solución y menos aún una solución “grata”… Mi posición es contraria al aborto, pero no quiero poner el NO por delante: lo que pongo por delante es el SÍ, el SÍ A LA VIDA. Este “sí a la vida” suena a eslogan, lo sé, pero para mí (y para muchos) no es un eslogan sino una convicción, una vivencia personal, algo que afirmo con toda mi cabeza y con todo mi corazón.


En la conversación de la que os hablaba se plantearon interrogantes a los que no soy ajena. Cuando digo que defiendo la vida, no soy ajena al dolor de muchos; cuando digo que defiendo la vida, no soy ajena a las familias que no pueden siquiera dar de comer a sus hijos, no soy ajena a los niños que están enfermos, ni a los que son maltratados, abandonados, explotados, despreciados… Tampoco soy ajena a la “posición” de quienes se plantean abortar, a su desesperación, a su soledad, a sus circunstancias, a su pobreza, a su sufrimiento, a su desconocimiento… y, por qué no decirlo, también muchas veces a su egoísmo… No hace falta que me relaten estas dificultades puesto que las he visto o las veo cerca y “lejos”. No quería copiar directamente parte de la conversación de facebook, pero reconozco que estoy un poco cansada y dudo que ahora pueda escribir nada que valga la pena, así que disculpad este “copy-paste”:


“Probablemente, si mis padres hubiesen tenido en cuenta todas las dificultades económicas que les rodeaban, no estaría aquí escribiendo esto...Probablemente, si los padres biológicos de un niño adoptado por unos amigos hubiesen decidido abortar, ahora él no estaría disfrutando de su familia, de sus hermanos, de los amigos... y enseñándonos a todos a sonreír...
En la vida, no es ningún descubrimiento, se puede sufrir y de hecho todos sufrimos... pero también se puede amar y se puede descubrir el amor por mucho que se haya sufrido o se sufra... A nadie le negaría la oportunidad de convertir su vida, por muy dura que sea, por mucho que se sufra, en un lugar de belleza... La solución no es el aborto, si no ofrecer alternativas que puedan hacer más sencillo el camino a los que no tienen nada que llevarse a la boca, a los que son abandonados, a los que no tienen recursos para alimentar a sus hijos...
No tengo la nevera repleta de cosas maravillosas ni zapatillas de 100€... y tuve mucho menos cuando era pequeña. Sin embargo, he aprendido mucho de todo esto y he descubierto que la vida vale la pena vivirla, que las personas cuentan y valen por lo que son y no por lo que tienen... y que entre todos, en lugar de "facilitar" la vida de unos haciendo que otros no nazcan, debemos trabajar para que el camino de TODOS sea más pleno, más bello...”.


No pretendo convencer a nadie de nada, sólo deseo que veamos la grandeza de cada vida, su dignidad, su belleza… No voy a darle más vueltas ahora porque es un poco tarde. No sé a vosotros, pero a mí jamás se me ocurriría destrozar una obra de arte, pongamos un cuadro, una pieza de música, una construcción arquitectónica, un libro… No destruiría la obra de un artista aun cuando no hubiese más que una pincelada sobre el lienzo, una nota sobre el pentagrama, un boceto, una palabra… ¿Acaso no es mucho más valiosa la vida de una persona? ¿No es algo digno de respeto desde su inicio? ¿Podemos negarle a alguien el derecho a reír, a llorar, a soñar, a sufrir, a equivocarse, a rectificar, a pedir perdón…? ¿Podemos negarle el derecho y la oportunidad de caminar en busca de la felicidad? Y tú… ¿no deseas ser feliz?

Disculpad la sencillez y la “brevedad” (sé que la “brevedad” la agradeceréis) de esta entrada, pero es todo lo que puedo hacer ahora… Lo dejo todo abierto a la reflexión y al debate.
Saludos.


“Né l’angoscia, né il dolore, la paura e la spada…
Mai il tuo sguardo fuggirò, la tua casa lascerò”