Hoy celebramos el día de la Santísima Trinidad. No obstante, no es mi “objetivo”
explicar el Misterio de la Santísima Trinidad, ni tengo ni un ápice de
capacidad ni tan solo para intentarlo...
Esta mañana, por primera vez, he acudido a Misa de 12.30 en la Parroquia de
San Miguel y San Sebastián (Valencia, España), en la que nunca había estado. Es
muy habitual en mí “empaparme” de la
Misa, me refiero simplemente a participar con atención y a escuchar todo lo que
se dice en la Celebración, incluyendo, por supuesto, las lecturas, el Evangelio y
la homilía. Pero vamos, también me es muy habitual “empanarme” (sólo cambia una letra, ;-) ), es decir, “no enterarme
de la Misa, la mitad”… Pero lo que ya es casi casi “el pan de cada día” es que al
minuto de salir por la puerta, “gracias” a mi memoria, mi mente (espero que no
mi corazón) se ha olvidado prácticamente de todo… Limitaciones de una.
Hoy, sin embargo, recuerdo tres cosas de la homilía, las más “sencillas”
quizá, pero que para mí han sido ocasión de encuentro con el Señor, de sonrisas,
de Gracia (natural y sobrenatural), de alegría, de conmoción… y esas “pequeñas” cosas son las
que os quería contar. Bueno, confieso que, conociendo a mi memoria, al terminar
la Celebración he sacado mi libretita y he apuntado una palabrita para recordar
cada una!! Breves “anécdotas”
que pueden o no “hablaros”, pero ahí quedan por si os sirven.
Ah, una cosita, esto creo que no lo he hecho nunca en el blog (creo), voy a
escribirlas como si estuviese hablando el sacerdote, ¿ok? Obviamente no es textual,
¡como para acordarme! El sacerdote era un hombre bastante mayor, no sé, más de
70 añitos diría yo (por situaros). Ya me callo y os dejo con estas tres cositas:
La Santísima Trinidad
“Recuerdo cuando estaba en
el Seminario. Faltarían unos 2 años para que la Iglesia nos aceptase como sus
sacerdotes. Teníamos un profesor que era una lumbrera, una auténtica lumbrera.
Tocaba que nos explicara el Misterio de la Santísima Trinidad y así lo hizo, fantástico. Al
acabar la clase, el compañero que tenía sentado a mi lado me dijo: ‘Por favor,
¿me puedes explicar con palabras sencillas lo que ha dicho el profesor?’ Y yo
se lo expliqué… Entonces él me dijo: ‘Gracias, ahora sí que lo he entendido todo’.
Y yo me quedé preocupado y pensando: ‘Dios mío, ¡qué barbaridades habré dicho para que este
chico me diga que lo ha entendido todo sobre el Misterio de la Santísima
Trinidad!’
La señora Asunción y su flor
“Recuerdo a una mujer mayor
que se llamaba Asunción, que ahora debe de estar escuchándome desde el Cielo.
Yo entonces llevaba varios pueblos por la zona de Utiel y siempre llegaba tarde
a todas partes, no la señora, sino yo. Cuando llegaba a la parroquia, hiciera
el tiempo que hiciera, ella siempre estaba esperando en la puerta con una flor
en la mano. Yo abría la parroquia y ella se iba hacia el Sagrario y dejaba la
flor en un recipiente que ya tenía preparado junto a él.
La señora Asunción acostumbraba
a quedarse siempre un ratito después de la Misa en la zona del Sagrario. Un
día, al pasar por allí, vi como movía los labios diciendo algunas palabras y me
acerqué: “Asunción, ¿me puedes decir qué Le dices al Señor en el Sagrario
cuando te quedas después de Misa?” y ella me respondió “Mire padre, no estoy
hablando con el Señor, sino con la flor. Le estoy diciendo que tiene mucha
suerte porque ella se puede pasar el día entero al lado del Señor y yo no
puedo. Y le pido que Le acompañe y que Le recuerde al Señor que yo Se la he
dejado.”
Una Luz en la Noche
“Todos conocemos el barrio
del Carmen, no nos queda lejos. Sabemos que por las noches es un lugar de
fiesta, donde los jóvenes salen a divertirse, a pasarlo bien, de pub en pub.
Ayer, en la parroquia de San Nicolás, que está en pleno barrio del Carmen, se
celebró el evento “Una Luz en la Noche”. La parroquia estuvo abierta durante
toda la noche, con el Santísimo expuesto, y unos jóvenes en la puerta invitaban
a entrar a los que pasaban por allí, les ofrecían una vela para encenderla y les
decían que simplemente pasaran allí un ratito, lo que quisieran, si querían.
Fue realmente impresionante. Podría decir que en la parroquia de San Nicolás
había más jóvenes que en cualquier pub de todo el barrio del Carmen. Jóvenes de
todo tipo, esos jóvenes de los que a veces decimos que están faltos de todo,
que no les importa nada, sólo ellos mismos, etc. Les decíamos: ‘no pienses es
que yo soy así, es que estoy lleno de pecados, etc.’. Sólo acércate y deja que
el Señor te abrace. Estoy seguro de que cada uno de los jóvenes que entraron
anoche en la parroquia salieron con un beso del Señor en su corazón”.
Ahora ya soy yo, ¿eh? (ya lo siento). Esto es lo que os quería contar, a lo
mejor no os parece tan GRANDE (o sí, incluso más) de lo que me ha parecido a
mí. Como siempre, tenéis por ahí abajo la zona de “comentarios” (incluidos
anónimos) por si queréis dialogar, comentar, preguntar, etc. También podéis
escribir a labellezadelcamino@gmail.com
Un placer tenerte ahí, seas quien seas. Un abrazo y que Dios te bendiga.