Que la belleza que transmitáis a las generaciones del mañana provoque asombro en ellas.
Carta a los artistas, Juan Pablo II.

Haced cosas bellas pero, sobre todo, convertid vuestras vidas en lugares de belleza.
Encuentro con el mundo de la cultura, Lisboa, 12-5-2010, Benedicto XVI.

martes, 24 de septiembre de 2013

Carta abierta a quien quiera: "lavoro, lavoro, lavoro"


Querido compañero,
Queda en mi recuerdo que alguna vez se nos mencionó, en mi caso hace bastantes años, la existencia de una “Declaración universal de los derechos humanos”. En esta declaración se nos presentan nuestros derechos, los de todos y cada uno de los seres humanos, como un “ideal” al que debemos tender y contribuir. Leída la declaración, te recomiendo su lectura porque tal vez punto a punto puedas interrogarte a ti mismo sobre lo que esta carta te dice, tal vez como medio para descubrir que algunos, quizás tú mismo, no tiene tales derechos (“ideales”), pero más completo sería el trabajo, creo, de plantearte (me lo aplico, sin duda) no sólo si esos derechos los tienes, sino en qué medida están presentes a tu alrededor y en qué medida puedes contribuir a que estén presentes. Tenéis acceso a la declaración completa en español en: http://www.un.org/es/documents/udhr/index_print.shtml
Esta carta abierta podría ir punto por punto en la declaración, pero ha nacido de ver que uno  de estos derechos universales (vinculado a todos) y, sin duda, fundamentales, está un tanto ausente... Mi carta abierta no nace de la teoría, sino de lo que he vivido desde que nací, de lo que me han contado muchas personas de muchísimos sectores profesionales, tan dignos unos como otros, personas que están trabajando y personas que están en desempleo, personas que viven bajo un techo y personas que no tienen un techo, personas “encasilladas” y personas “sin encasillar”, de las más diversas condiciones... El método de este trabajo de campo es sencillo: salir a la calle, caminar, mirar, dialogar con los amigos, dialogar con las personas que viven en la calle (que tienen una historia que contar, grandes historias con frecuencia), escuchar, escuchar… y escuchar… y también reflexionar juntos, solos, etc.
El artículo 23 de la declaración universal recoge:
1) Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.
2) Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
3) Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.
4) Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.
Sinceramente, este derecho está ausente en buena parte en nuestra sociedad, ¿no? Creo que no hace falta asomarse a la televisión para descubrirlo. Esta carta no pretende ser una crítica a nada ni a nadie, sino una parada de reflexión que probablemente muchos de nosotros ya hemos hecho. Como método de trabajo yo me he planteado una única pregunta: “¿en qué medida contribuyo a que este derecho no sea un ideal sino una realidad?”.  Si cada uno de nosotros nos planteásemos con seriedad esta pregunta, tal vez algo podría cambiar, empezando por nosotros mismos y extenderse como una especie de “onda expansiva”, contagiosa. Podríamos llamarlo “utopía”, cierto, pero hay una frase que nos podemos aplicar “para cambiar el mundo, empieza por ti mismo”. Si tú, si yo, cambiamos, podemos contribuir a que cambie algo en nuestro alrededor, y luego en el alrededor de nuestros alrededores, y así sucesivamente… Contribuir no significa que tengamos una varita mágica con la que poner fin a todos los problemas del mundo.
Uno puede considerarse víctima al no tener este derecho al trabajo (tal y como lo describe el artículo 23) y puede estar en lo cierto, pero uno también puede ser culpable. Y no considero extraño que una persona pudiera reconocerse como víctima y culpable a la vez. No se trata de victimizarse o de autoculpabilizarse, tal vez sea más fácil plantearse la pregunta en referencia a familiares cercanos, a amigos: ¿es esta forma trabajo (o la ausencia de él) lo que deseo para mis hijos, para mis amigos, para…? ¿Quiero que esta sea la herencia vital que pueda dejarles? ¿Acepto lo que hago? ¿Apruebo lo que hago? ¿Hay algo que pueda cambiar? ¿Cómo puedo contribuir?
Son preguntas que todos podemos hacernos, desde los altos cargos hasta “los de abajo”. Son preguntas de 360º, diría, porque abarcan todas las direcciones: nos las podemos plantear mirando a los que están “por arriba”, a los que están “como nosotros”, a los que están “por debajo”, mirándonos “a nosotros” (y esto no significa que seamos inferiores o superiores a nadie)… Las respuestas pueden ser muy distintas según la dirección a la que miremos, pero probablemente si somos honestos con nosotros mismos tengamos cosas que intentar cambiar en cualquier dirección, en esos 360º.
¿Cómo? Para mí el diálogo es posible, pero el diálogo implica escuchar y hablar y el compromiso sincero, si se desea, de llegar a un acuerdo. Podemos tener miedo, miedo de “puedo perder…”, “puede que digan…”, “si digo que…”, miedo a “quedarnos en la calle”. Podemos tener miedo a que alguien esté “¿por encima de nosotros?”, a que alguien “¿nos quite nuestro sitio?”. También pueden surgir quejas, que no son extrañas, del tipo: “yo estoy haciendo todo lo posible, pero no me responde nadie, nadie me entiende, no hay nadie que pueda ayudar”. Pero no está nada mal aprender de los errores propios y “ajenos”, ¿no? Tampoco están de más palabras, gestos, que facilitan el día a día… Estas cuestiones no están desconectadas del mundo del trabajo, como tampoco lo están en otros entornos de nuestra vida.
Si deseamos unas condiciones mínimas de trabajo, entre las cuáles la más importante es el respeto a la persona, a la dignidad de toda persona, no podemos conformarnos con “conquistarlas” para nosotros mismos, sino que lo “ideal” sería que nuestro deseo atravesase las fronteras de nuestro “yo mismo”. Tú y yo, todos nosotros, somos los protagonistas de este momento histórico (todo momento es histórico) y en nuestras manos está el decidir hacia dónde queremos dirigirnos, qué es lo que deseamos entregar a los que nos seguirán: ¿queremos dejarles “impuesto” un sistema en el que el último factor a considerar son ellos mismos? ¿Queremos dejarles un sistema en el que gobiernen el poder y el dinero, por encima de ellos mismos, por encima de su persona? ¿Queremos transmitir que este es “un mundo de lobos”? ¿Queremos que sea cierto que “no podemos fiarnos de nadie”? (en “nadie” deberíamos incluirnos a nosotros mismos) ¿Queremos vivir así? ¿Se puede vivir así?
Hoy los que tienen trabajo, en nuestro entorno, sean cuales sean las condiciones, se llaman “afortunados”. Pero hay una palabra “mágica” que también hemos de considerar: “no”. ¿No qué? “No” no significa que no se pueda estar agradecido por tener un trabajo, a pesar de todos los pesares. “No” significa que “no todo vale”. Estamos rodeados de “crisis” y a veces esta palabra puede servirnos de escudo y de pretexto, además de hundirnos, pero es distinto considerarse afortunado por tener un trabajo (independientemente del dinero, aunque es un factor a tener en cuenta, puesto que es un medio de vida y también de servicio) que aceptar que ese trabajo sea “digno”, que se respete nuestra dignidad, que respetemos la dignidad de los demás, que sea justo. No todo vale, al menos no para todos. ¿Te ves obligado a pasar o crees que haces pasar a las personas por donde tú no quisieras pasar? ¿Te ves obligado a caminar en contra de tus principios? Puede pasarte y eso puede pasarte factura y, tristemente, no son pocas las veces que se escucha “eso es normal”. ¿Es normal? ¿Y quién ha decidido que lo sea? ¿Nosotros? ¿Siempre ha sido así y estás satisfecho con que sea así? Personas más mayores que yo me han dicho “estamos caminando hacia atrás”. También se ha dicho, al menos en España, que algunos de nosotros seremos “la primera generación que viva peor de lo que vivían sus padres”.
A veces es bueno retroceder, es cierto, algunos deportistas lo hacen para “coger carrerilla”. También es cierto que, cuando sabemos enfrentarlos y/o contamos con la ayuda necesaria, los momentos difíciles son en los que más podemos aprender, podemos aprender también que los “imprescindibles” no eran “necesarios”... Cojamos carrerilla, entonces: ¿cómo nos lo aplicamos? Hemos dado pasos hacia atrás, ¿queremos seguir en esa dirección o queremos que estos pasos nos sirvan para coger un impulso renovado? Para mí, para muchos, por encima de todo estás tú, persona, estoy yo, persona. Aunque no pocos hemos escuchado, vivido, visto, pensado: “o pasas por ahí, o no llegas a ninguna parte”. Tal vez esa “ninguna parte” sea mejor que la dirección que podemos estar tomando, tal vez cuando nos encontremos en “ninguna parte” podamos pararnos y caminar juntos. Caminar juntos como personas iguales, con respeto, sin “obligarnos” a ir contra nosotros mismos, contra nuestros ideales, contra nuestra conciencia, moral, ética, en un entorno de respeto, de diálogo. Llámese utopía, si se quiere, pero ¿sería utópico aplicarlo a nuestro entorno más cercano, al menos intentarlo?
Yo me siento interpelada por “nuestro rumbo”, por “nuestros derechos”, por los puntos de la declaración universal de los derechos humanos, por todas las personas que encuentro, por la ausencia de trabajo y por las condiciones que nos estamos imponiendo para acceder a un trabajo… ¿Y tú? (la respuesta es libre y personal).
¿Viaje a “ninguna parte”?
Lydia

martes, 30 de julio de 2013

No era para el blog, pero bueno...

http://noticias.es.msn.com/mundo/novedoso-y-sorprendente-guino-del-papa-a-la-comunidad-gay (no es publicitario, es una "explicación": este "texto demasiado largo" era un comentario demasiado largo, insisto, a esta "noticia"...) y como era demasiado largo, pues ha acabado aquí... que no era su destino... ¡Alea iacta est!
"Comentario":
Perdonad que me meta, pero bueno, resulta que soy católica, 100%, y eso no significa ni que sea “perfecta” ni nada de nada que se le parezca significa que hago lo que puedo (y cada 2x3 estoy por el suelo) por seguir a Cristo, bueno, por seguirLe y sobre todo por dejar de hacerlo… (en la Iglesia Católica, sí, sí) y que, bueno, cuando estoy por el suelo (o sea, como he dicho cada 2x3) pues sí, acudo a la confesión (qué cosas más raras, ¿no?)... Fue “sin querer”, es decir, lo de “ser católica”, jaja… Es que hice el Camino de Santiago en marzo de 2004 (y vaya, salíamos justo el día después de los atentados del 11M en Madrid, jolín, y pufff, muchas más cosas...) y bueno, pues no sé lo que pasó en la Catedral de Santiago de Compostela, pero vamos, que no me lo esperaba ni de rebote…Lo que sí que sé es que Dios existe (no tengo una demostración matemática ni nada de eso, ni es que en mi vida no haya problema alguno, ni es que me tengo que “agarrar a algo” porque si no me muero, es que me he encontrado con Dios, que está presente, sí, pues, pues sí, ¡presente!...de muchas maneras, es una Persona...) y la Iglesia (en la que me incluyo por varias razones) pues sí, es el "El Cuerpo Místico de Cristo" (pero esta explicación puede ser “incrompensible” para muchos, hasta para mí…). En suma, que a la Iglesia le toca representarLe aquí en la tierra, pero la Iglesia no es el Papa sólo, somos todos los cristianos y si hablamos de la Iglesia Católica, los católicos, todos todos todos toditos, por muy “desastre” que seamos o parezcamos ser, aunque estemos “a por uvas”... Eso de “representar a Cristo, a Dios”, no es fácil, la verdad, y ya sabemos (digo yo) que la Iglesia está llena de pecadores (bueno, poned la palabra que queráis -¿el mal? ¿el bien y el mal, tal vez?- porque claro, si entramos en “¿el pecado? ¿pero eso qué es? Si no existe…”, que puede que algunos lo penséis, esto es interminable…)… Vamos, es que es somos, personas, ni siquiera el mismo Dios dijo “pues yo persona…puff, ¡paso!” Va y resulta que se hace hombre (¡y es Dios!), pero se hace hombre, en la persona de Jesús… (madre mía, qué ideas… y encima lo hace por nosotros, no sé, yo de Él me lo hubiese pensado más, creo…). Algunos intentamos como buenamente podemos seguir a Cristo... Cosas que pasan. A mí me cuentan lo que yo he vivido desde que entré a la Catedral de Santiago el 17 de Marzo de 2004 (bueno, supongo que estaba en gestación desde algo antes, pero vamos, ni se me pasaba por la cabeza lo que he vivido hasta la fecha), pero os aseguro que, no, que no creía... o bueno, no sé, igual creía en "algo", pero NOOOOO!... Nada, que me lo cuentan hace 10 años (que todavía no han llegado) y me muero de risa, vamos, que digo "ni de casualidad, ¿que yo me confirmaré... y tal, tal, tal... y encima, 9 años y pico después, seguiré siendo creyente y encima cada día más a pesar de los "tortazos" personales y comunitarios? Venga ya, ¡ni en broma!"... Pues vaya, resulta que sí, jolín... ¡Qué cosas! Es que la clave está en el encuentro personal con Dios y de ahí pueden salir ¡(…)! No sé, el otro día el Obispo de San Sebastián (José Ignacio Munillla) puso es su facebook una foto de una página en la que estaba escrito “¡Si no vas a la iglesia porque hay puros hipócritas, RECUERDA: La Iglesia es un Hospital de Pecadores, NO un Museo de Santos!” (creo que fue a principios de este mes y creo que es su facebook, el de verdad, porque luego te encuentras con “suplantaciones de identidades” que vamos…). Y que haya personas en la Iglesia (como yo misma) que juzguen, critiquen, “que si este tal, o cual o cual…” o cualquier otra cosa, cosas también mucho peores… pues sí, y de la cabeza a los pies (no, miento, de la cabeza no, porque la cabeza es Cristo, o sea, Cristo es la cabeza y el cuerpo es la Iglesia… ¡qué raro verdad?)… Pero bueno, eso de hacer “cosas malas”, “inmorales”, “sin ética”, “pecados”, etc. es que eso no pasa sólo en la Iglesia, pasa en el mundo entero… Pero yo en Cristo, que es Dios, y en Su Iglesia me he encontrado con un sinfín de oportunidades y medios y personas que intentan como pueden (y en buena parte con oración) “cambiar el mundo”, para bien, para bien, sí… Yo si tengo que escoger un “modelo a seguir” no me fijo en “lo ‘peor’ que me encuentro”, sino en “lo mejor que encuentro”… Pero es que eso no es “noticia”… La “noticia” (medios de comunicación) tira a “lo peor”, pasa mucho, por ejemplo, con los inmigrantes: ¿cuál es noticia? ¿el inmigrante que está buscando trabajo, intentando ver cómo salir para adelante, honradamente, pidiendo ayuda si hace falta, o trabajando (en condiciones, tal vez…lamentables)? No, el que normalmente “suele salir en el telediario es el que… madre mía, mira lo que ha hecho este…” y luego viene (para muchos) lo de “es que los ‘no sé qué’ son uno ‘no sé cuántos’” (ale, a generalizar… ¡bravo!)…
En cuanto al tema de la homosexualidad, “siento” deciros que lo que ha dicho el papa Francisco no es nada nuevo, vamos, que es lo que mismito que dice la Iglesia (por mucho que se diga, o que tal haya dicho tal, o que tal haya dicho no sé qué, o que mi era éste que va a Misa y luego…). Aunque sí que hay personas en la Iglesia, es cierto, y también fuera de ella que "excluyen", "juzgan", yo qué sé... a los homosexuales, bueno, a ellos y a quien se ponga por delante pues a veces también, por lo que sea.... Pues bueno, yo la verdad, no soy el Papa (ufff, ¡menos mal!) y tampoco soy quién para juzgar a nadie, no a los homosexuales, sino a nadie... Y sí, soy Iglesia, lo soy… aunque no sea el Papa, jerárquicamente él está por encima de mí (¡bien!, no me gustaría estar en su lugar…), pero ninguno de los católicos (por decir a los que formamos la Iglesia) está por encima de otro, es decir, que no vale más “un dedo del pie” que “un dedo de la mano”, cada uno es una partecita muy muy muy importante del este cuerpo que es la Iglesia… (y aplica también a cualquier persona).
Bueno, por poner palabras del Catecismo de la Iglesia Católica (que no mías, que no del Papa, sino de la Iglesia, es decir, sobre no sé “las reglas del juego”…) en cuestión al tema que estáis tratando (los números en negrita son los puntos del catecismo, lo digo porque yo no lo sabría si no hubiese vivido mi vida):
 
Castidad y homosexualidad
2357 La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.
2358 Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrada a causa de su condición.
2359 Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana.
Bueno, yo no digo más. Sólo una cosa, no sólo en este tema, sino en muchos, y no es sólo "cuestión de fe": una cosa es el “acto” y otra cosa es “el que actúa” (una personita, como cualquiera de nosotros, que bueno...).
 
Por poner un ejemplo aunque no está directamente relacionado: una persona está enferma de cáncer, por poner una enfermedad que está arrasando con nosotros (tenemos mucha experiencia en mi familia y probablemente vosotros también), esa persona ¿“es un cáncer”? No: es una persona que "tiene cáncer", pero es una persona tan tan tan tan tan tan digna y valiosa como cualquier otra...
 
Bien, podéis matarme si queréis, pero creo que he escrito desde el corazón y sin intención de ofender a nadie, pero si he ofendido a alguien, pues le pido perdón por adelantado y además, es que tengo que poner un punto y final (o al menos un punto y aparte) porque tengo sueño... Y ya, supongo que alguno (si es que alguno se ha podido “tragar” esta parrafada), igual puede pensar “qué palabra es esa de… ¿“pecado”?”… Ya, lo comprendo… Es que esto de ser creyente desde los 19 años y de estar pues con mucha frecuencia “¿y por qué? ¿y por qué? ¿y por quéeeeeee?” también tiene ventajas, porque dices “anda, ¡pues desde fuera…!” y luego “fíjate, ¡pues desde dentro…!” (y ya digo que no, que aquí dentro no existe la “perfección”, hay quien intenta seguir a Cristo de verdad, pero de verdad de la buena y sí que es verdad que hay personas en las que uno “identifica más al Señor”, sí, las hay… Bueno, tengo mucho sueño… La radio acaba de decir que son las 23.00, una hora menos en Canarias… Firmo con mi nombre, por “arriesgado que sea”, no me voy a esconder (aunque lo haría, porque, es que esto de tener un nombre y eso, pues no lo llevo bien, pero bueno…) ¡Saludos chic@s! Ultreia et Suseia!
 
Notas: pues nada, ya que ha acabado en el blog pongo la imagen que puso el obispo de San Sebastián en su Facebook, he verificado que es su cuenta personal (no es una "suplantación"), que lo publicó el pasado 11 de Julio y que su comentario a esta imagen fue: "Cuando veas a un hombre bueno, trata de imitarlo. Cuando veas a un hombre malo, examínate a ti mismo...". Pues sí, estoy de acuerdo, pero vamos, lo que me cuesta a mí decir "hombre malo"... no puedo, puedo decir "esto que ha hecho me parece tremendo, horrible, fatal...", pero ¿él es malo ("enteramente malo") o... A, B, C, D, E,....? (bueno, este es un "problema" mío...).

sábado, 15 de junio de 2013

El Credo en imágenes. ¡Gracias Arte!



Aquí estamos otra vez ;-). Como últimamente ando innovando, esta entrada también tiene una peculiaridad: es la primera entrada con contenido audiovisual de este blog. Este vídeo me llegó a través de una de sus protagonistas con objeto de hacerme reír y sí, me hizo reír el hecho de verla… tan, tan, tan… ¡guapa! Además, fue precioso para mí ver por primera vez a su pequeñito (bueno, está dentro de su mamá, pero vamos a darle tiempo porque está preparándose para salir :-D). Es su pequeñito, bueno, y el de su papá, de quien no voy a dar señas, pero seguro que se reconoce... y los que tengáis la inmensa suerte de tenerles por amigos, pues ya sabéis quién es, ¡y sin olvidar que es un regalo del Cielo! Muchos estamos esperando a que el pequeño salga de su “escondite” y poder conocerle en persona y tenerle en brazos un ratito... Esta es la historia de cómo me ha llegado a mí el vídeo, bueno, muy enriquecida por la ilusión de ver a Maria Two tal y como está ahora, después de bastante tiempo sin poder visitarles... Pero lo siento chicos, "Maria Two & husband & son", ¡volveré!

¡Pasemos al contenido! Las Marías (María One & María Two) nos presentan algo de lo que creo que nunca he hablado directamente en este blog, más que nada por mi incultura respecto del tema, pero que encaja a la perfección: ¡el arte! Se trata de una iniciativa realmente preciosa, tanto por el contenido, como por el modo en que se ha desarrollado y seguro que por muchas más cosas que espero ir descubriendo: un libro titulado “El Credo en imágenes: el arte como manifestación de la fe”. Os animo, si os he asustado con las palabras “Credo” o “Fe”, a no dejaros vencer por ningún prejuicio… ¡"Sólo el asombro conoce"! (así se titula uno de mis libros, sobre la aventura de la investigación científica, de Ediciones Encuentro). Volviendo al libro que se presenta en esta entrevista, deciros que se trata de cultura, de historia, ¡de arte! y de su relación con la fe, particularmente, con el Credo católico, un verdadero itinerario (¡una partecica del camino que, a falta de Madrid, podemos disfrutar en nuestra manos!)… Creo que la explicación de María One & María Two puede ayudarnos a todos, creyentes o no, a descubrir o vislumbrar de algún modo aquello que todos perseguimos, en este caso, a través del arte…

¿Y qué es lo que “perseguimos”? Bueno, cuando inicié este blog hace creo que 3 años puse en su nombre una palabra (fue la segunda opción, pero lo más acertada) que describe lo que me hizo renacer, lo que me hace seguir aprendiendo, seguir viviendo… Se trata de la Belleza (la Belleza con mayúsculas)… Descubrir la Belleza del camino es lo mejor que nos puede pasar, esto no significa que en el camino no haya obstáculos, caídas, rosas con espinas, o lo que quiera que sea… pero siempre podemos ver, aunque a veces parezca ocultarse y tal vez lo descubrimos unos cuantos “kilómetros” más tarde, el resplandor de la Belleza... y entonces, ¡podemos comenzar y recomenzar siempre!

Tenemos la suerte de contar con estas dos chicas, amantes y profesoras de la Historia del Arte, que nos van a explicar el trabajo que han desarrollado junto con alumnos del Grado de Historia del Arte de la Universidad San Pablo CEU y alguno de la Universidad Complutense, “pongamos que hablo de Madrid”, tomando estas letras de Joaquín Sabina. Desde este humilde blog, quiero felicitar al Arte, a la Historia del Arte, a sus alumnos, a sus profesores, a los autodidactas del tema, a sus defensores, etc. Sería una pena que estudios tan importantes como estos desaparecieran de nuestras universidades por cuestiones de... bueno, por la razón que fuese. ¡Un aplauso para la Historia del Arte y su gente!

Agradezco muchísimo a 13 Tv la disponibilidad, prontitud y ¡agradecimiento! con que me han facilitado el contenido que les solicité. Se trata del programa “+ Que Noticias” emitido el pasado 9 de junio. Me lo facilitaron al completo. Yo he extraído esta partecica, pero sin duda vale la pena verlo entero. Si alguien lo quiere completo, ¡a vuestra disposición!

Me callo ya, que no me queda voz, y os dejo con esta entrevista-presentación del libro que me ha parecido preciosa. Entran en escena, si se lo permitís, María One & María Two, (sin olvidar a los presentadores y a todos los que trabajan ahí pero no se ven). ¡Espero tener pronto el libro para aprender de él de "simple" asombro!

Ah, se me olvidaba, el presentador lleva "alzacuellos", pero vamos, no pasa nada, ¿no? ;-) Y los tetramorfos pues no, no son un grupo de rock, pero si os inquieta podéis buscar de qué se trata...

Ultreia et Suseia!



sábado, 1 de junio de 2013

La cancha



El pabellón estaba repleto, multitudes observaban al gran jugador Paolo, conocido como "el Triple", no sólo por su estatura, sino porque su porcentaje de aciertos en el lanzamiento de triples era tan alto que nadie podía igualarle. A veces fallaba, es verdad, pero su equipo nunca se lamentaba por ello, ni mucho menos se lo reprochaba. Sólo su entrenador lo hacía porque no era capaz, no podía, no sabía o no quería (nadie sabía muy bien las razones) perder un partido ni "saborear", sí, "saborear" una derrota, ni tampoco que sus jugadores pudiesen decidir a veces en la cancha.
No obstante, el vestuario estaba unido y tenían por lema: "Errare humanum est". Ese era su grito en cada entrenamiento, en cada partido, al saltar a la cancha, al dejarla, en cada tiempo muerto, en cada lanzamiento, ¡siempre!
Era el último cuarto del partido pero no sólo eso, el cronómetro marcaba el tiempo que quedaba para el pitido final: 2 segundos. El equipo de "el Triple" iba perdiendo 99-101, pero él, "deformación profesional" quizás, pero positiva, se repetía: "2 segundos son mucho tiempo. Podemos ganar." Se encontraba al borde del área de triples, sin tocarla, podía lanzar un triple, ¡incluso tenía tiempo para pensarlo! Su entrenador le gritaba dejándose la voz desde la banda: "¡¡Fuerza tiros libres!! ¡¡Fuerza tiros libres!! ¡¡Fuerza falta técnica!!"... Los árbitros trataban de impedir que el entrenador interfiriera en el juego. No era un "tiempo muerto": era el partido. "El Triple" no sabía si lo que oía era realmente su entrenador o la voz de su entrenador retumbando, como otras veces, en su cabeza. Tiros libres. Podían igualar el partido y forzar prórroga, con más tiempo para la "remontada"... Más tiempo, más esfuerzo, más tensión, más gritos,... y no había garantía de victoria...
Pasaban tantas cosas por la cabeza de "el Triple" que esos 2 segundos parecían una eternidad, cualquier decisión era arriesgada. Pero el tiempo corría y la pelota estaba en sus manos. Había que decidir y actuar, actuar de inmediato. Su respuesta era un triple: ¡él lo sabía, sus compañeros lo sabían, su familia y sus amigos, que contemplaban desde la grada el partido y esos eternos 2 segundos también lo sabían! Y sí, su respuesta fue un lanzamiento de tres puntos. La pelota botó en el aro de la canasta, volvió a botar y luego pareció quedarse estática sobre el aro... ¿Cuánto tiempo quedaba? Todo parecía "cámara lenta". El equipo contrario saltaba para sacar esa pelota estática del aro, pero no: la pelota no estaba estática, sólo estaba "pensando" hacia dónde dirigirse "¿hacia dentro?, ¿hacia fuera?" Sí, curiosamente ¡decidió la pelota! y decidió entrar.
Pitido final: el equipo de "el Triple" había ganado en el último segundo 102-101 y sus compañeros se abalanzaron sobre él. Todos le apoyaban: "¡Errare humanum est, errare humanum est, errare humanum est!"... ¡Y habían ganado! Pero ese era su lema y nada ni nadie, ni siquiera la victoria, el triunfo, nada, les haría olvidar eso, lo principal de sus vidas: que eran personas, personas humanas y que tanto el ganar como el perder, en cualquier terreno de sus vidas, era completamente humano y que de todo siempre sacaban algo bueno, algo bello: sabían saborear las victorias, pero también las derrotas. ¿Qué era una "derrota" sino una nueva oportunidad? Incluso tal vez, la oportunidad tras la derrota era mayor que tras la victoria...
Su entrenador no fue capaz de, no pudo, no supo, no quiso (¿quién sabe?) mirarle. Sí, había lanzado la pelota de los tres puntos que les habían dado el triunfo, pero no lo había hecho como él -el entrenador- quería... Quizás el entrenador reflexionó, quizás no, nunca transmitía ni un "gracias" ni un "perdón", palabras que para el equipo eran muy importantes. Pero el equipo le miraba con cariño y mientras le miraban se repetían: "Errare humanum est".
Paolo, "el Triple", tras abrazar a sus compañeros se dirigió a la grada. Les miró a todos, a cada uno, con agradecimiento. Todos cabían en su corazón. Luego fue a buscar su rinconcito de la grada. Allí estaban su mujer y sus dos pequeñas, junto con algunos amigos. Parecía que durante el partido habían estado "separados": sus amigos, especialmente sus chicas, en la grada, y él en la cancha... Pero sólo lo parecía, porque en realidad sus corazones estaban fuertemente unidos y esto superaba cualquier distancia. Un partido, 4 cuartos con sus 10 minutos, 2 segundos eternos para decidir... Y decidió la pelota, se decantó hacia dentro, pero él la había lanzado hacia allí y sólo lo había hecho por una razón: porque sabía que sus compañeros, sus colegas, sus amigos, su familia, pasase lo que pasase, estarían con él. Estarían con él, sí, porque para ellos el lema del equipo también era suyo y nada de lo que sucediese podía pasar por encima de lo que "el Triple" era, ni mucho menos una derrota, ni tampoco una victoria, ¡nada! Paolo, "el Triple", estaba por encima de eso: él era una persona que se había cruzado en sus vidas, de una u otra manera, para dar lo mejor de sí mismo. Y eso era lo que él, tanto en los buenos como en los malos momentos, deseaba ofrecerles, con el humano condicionante que todos sabían y que no hace falta que recordemos una vez más, el lema de ese equipo que supo cambiar su historia porque para ellos lo primero era y es la persona.
(Especialmente dedicado a Paolo & Co., no doy más señas.
No quiero dejar pasar tampoco este 1 de junio para felicitar a Rocío y Fran y a Majo y Nacho, ya saben porqué, aunque puede que nunca lo lean, no importa :-) 

Un añadido más, felicito también a Gema en el día de su cumpleaños, se me pasó felictarte, aunque sabía que era tu cumple... Pero bueno, las entradas son editables, así que ahí queda.
Socorro...¡¡¡¡Carlitos!!!! 31 de mayo???? Creo que también me olvidé de ti, perdóname pequeñajo).
Un abrazo.