Que la belleza que transmitáis a las generaciones del mañana provoque asombro en ellas.
Carta a los artistas, Juan Pablo II.

Haced cosas bellas pero, sobre todo, convertid vuestras vidas en lugares de belleza.
Encuentro con el mundo de la cultura, Lisboa, 12-5-2010, Benedicto XVI.

lunes, 15 de septiembre de 2014

El sentido del asombro


 
 
Desde Montserrat (Barcelona), Lydia Dux-Santoy

Fue hace sólo un par de días cuando llegué al "punto y final". Me refiero al “punto y final” de un libro que, sin embargo, para mí no tiene final. ¿Un libro sin final? Diría que sí, y no porque el libro haya quedado inacabado, incompleto, o porque no tenga un número limitado (y reducido) de páginas.

Digo "libro sin final" porque ha logrado despertar en mí el deseo de tener -¡volver a tener!- todos los sentidos despiertos ante la realidad. En “El sentido del asombro” (Ediciones Encuentro, S.A., Madrid 2012), Rachel Carson narra con un lenguaje sencillo su experiencia y reflexiones al acompañar a su sobrino Roger en la aventura del descubrimiento.

En este acompañar a su sobrino en el asombrarse ante la naturaleza, que ilustra con no pocos ejemplos en su libro, se pone de manifiesto cómo la educación en el asombro mantiene expectante, vivo, alegre -¡fascinado!- el corazón del niño ante el misterio del mundo.

Este “innato sentido del asombro” queda con frecuencia adormecido, incluso sepultado, cuando por nosotros pasan los años. Pero estamos a tiempo de volver a despertar, de acompañar y ser acompañados para redescubrir, como niños y junto a los niños, la grandeza del mundo que nos rodea. A tiempo de escribir “el sentido del asombro”, sin final, en nuestra vidas, maravillados:

Es muy fácil recopilar extensas listas de criaturas vistas e identificarlas sin que se te haya cortado la respiración por la maravilla del prodigio de la vida.” (Rachel Carson)

lunes, 7 de julio de 2014

Un 7 de julio...


Cuando hace poquito más de 10 años regresé del Camino de Santiago, después de renacer en la Catedral de Santiago de Compostela, cuando seguí caminando - ¡siguiendo la flecha amarilla!- tras regresar a Valencia, durante años, hubo una persona muy querida a la que parecía no gustarle mi caminito personal.

La parte de mi caminito que menos parecía gustarle, y no faltaron ocasiones en que me lo manifestase, era mi camino en la fe, ese deseo de seguir siempre la flecha amarilla que había encontrado en el Camino de Santiago y que tengo grabada en mi corazón, de volver a buscarla y sorprenderme con la flechita delante, de volver a seguirla, día a día, semana a semana, mes a mes, año a año... Con todo, algunas veces seguíamos la flechita juntas, aunque fuese por unos minutos, cada una a su ritmo, cada una con su mochila más o menos pesada.

Pero sucedió algo inesperado para esta persona y los suyos. Su mochila era pesada, pudo vaciarla de lo que no le servía e hizo un "parón" para descansar. Los amigos y la familia vimos este “parón”. La carga se le tornó ligera. A mí me enseñó a mirar, volví a aprender a mirar de nuevo gracias a ella. ¡Creo que nos enseñó mucho a muchos! Estuvo 31 días en su cama y, desde su camita divisó, diría, ¡la flecha amarilla más grande jamás vista! Se decidió a seguirla y recorrió las últimas etapas sin poder andar, pero con un corazón que corría hacia el destino. Su alegría, su serenidad, su humildad, su sencillez, su deseo de transmitir esta felicidad que estaba viviendo, fueron desarmantes, ¡asombrosos! Contagiaba esta serena alegría a quienes pudimos estar con ella, ¡quiso que brindásemos con cava alrededor de su cama! ¿La razón? “Para celebrar lo felices que somos 'a pesar' de todo”. ¿Su pregunta? “Quería saber si vosotros estáis tan felices como yo”.

¿De dónde nació esto? ¡Del esperar lo inesperado! Porque su encuentro con Cristo fue tan inesperado como lo fue para mi el mío. Unas amigas fueron a verla y le preguntaron si le gustaría confesarse y -¡sorpresa!- dijo que sí. Recuerdo una madrugada en que me despertó y me dijo: “Cuando me confesé me quedé en medio del Cielo. Me gustaría poder levantarme para ir a Misa...”. Luego su toque personal e irrenunciable :-) : “pero yo no soy una beata de esas, ¿eh?”. Le respondí con sinceridad: “no, ni yo, tieta”. Y volvió a hablar de su inmensa alegría. Quería recibir al Señor, ¡quería! Y el Señor lo sabía, así que decidió que había llegado la hora de cumplir este deseo de recibirLe y, a su vez, de recibirla Él también donde siempre la estaba esperando. Fue la madrugada del domingo 7 de julio. Esa noche del sábado al domingo, ¡la recepción estaba lista!

Cuando desperté el domingo, muy temprano, tenía la sensación de que había llegado ese momento, fui a la habitación de mi abuela y estaba mi hermana con ella: “la tieta ya se ha ido”. Se había ido con una serenidad y una alegría que su rostro reflejaba. Se había ido y muchos la esperaban en su destino, donde espero que nos volvamos a ver.


Tieta Adelaida, no hace falta que te cuente todo lo que ha acontecido en este último año, tú lo sabes mejor que yo. Hemos esperado lo inesperado y lo inesperado ha sido y es asombroso. Seguimos con este esperar lo inesperado, seguimos esta flecha amarilla que hemos encontrado. Tú lo sabes, cada uno con su mochila, más o menos pesada, cada uno a su ritmo, ¡despistándonos como siempre! Tengo que hablarte en primera persona: veo una hermosa flecha amarilla, ¿la seguimos?

Ultreia et Suseia!

lunes, 17 de marzo de 2014

10 years dancing with my Lord...


Hoy se cumplen 10 años de mi llegada a Santiago de Compostela, tras completar los últimos 111Km del Camino desde Sarria. 10 años del inicio de una aventura apasionante, del encuentro con una realidad que se ha impuesto no con "mano dura", sino con una inmensísima ternura y misericordia... 10 años de fidelidad del Señor, 10 años "recogiéndome del suelo", 10 años de una Gracia que sólo puede permanecer porque Él está, 10 años enseñándome a abrir los ojos, 10 años enseñándome a mirar y a mirarme como Él me mira a mí, como te mira a ti... 10 años de "imposibles" en los que Él se ha manifestado de forma discreta e imponente como plena correspondencia... 10 años buscando la Belleza que vino a mostrarSe para mostranos la Belleza del Camino... 10 años bailando con mi Señor...

"Apóstol Santiago -el Grande- tú que estás entre los favoritos del Señor, haz que le amemos y sirvamos con todas las fuerzas del Corazón." 

(Gracias a hna. Cortocircuito por estas palabras ;-) ). 

Ultreia et Suseia!

Canción: Lord of Dance (The Dubliners)


English version:

10 years since I arrived to Santiago de Compostela, 10 years from that 17th March 2004, when I arrived after walking the last 111Km of the Way from Sarria to Santiago. 10 years after the start of an amazing adventure, an encounter with a reality that has been imposed not "harshly", but with an immense tenderness and mercy ... 10 years of faithfulness of the Lord, 10 years “picking me up from the floor", 10 years of Grace that can only stay because He is here now and ever... 10 years teaching me to open my eyes... 10 years showing me how to look others, how to look myself, as He looks me and you ... 10 years of "impossibles" in which He has revealed Himself as the absolute answer to my heart, in a discreet and imposing way ... 10 years looking for the Beauty that came to show us the Beauty of the Way ... 10 years dancing with my Lord...

"St. James -the Great -you that are among the favourites of the Lord, make us love and serve Him with all the forces of our Heart."  
(Thanks to sister Cortocircuito for these words;-) ).

Ultreia et Suseia! 


(I have no rights over this Youtube link)