Que la belleza que transmitáis a las generaciones del mañana provoque asombro en ellas.
Carta a los artistas, Juan Pablo II.

Haced cosas bellas pero, sobre todo, convertid vuestras vidas en lugares de belleza.
Encuentro con el mundo de la cultura, Lisboa, 12-5-2010, Benedicto XVI.

lunes, 20 de diciembre de 2010

"Simplemente": ¡Feliz Navidad!


Deseo que esta Navidad sea para todos una ocasión especial para encontrarnos con los nuestros y con Aquél que viene para darSe.

A los que seguís mi pequeño blog (y a los que no), quiero desearos una Navidad nueva...
Espero que estos días (y los que sigan) introduzcan en vuestra vida, en la mia, ¡en la de todos!, el deseo de conocer cada día más y mejor a Aquél que viene a traernos el mejor regalo: ¡a Si mismo! Si no sois creyentes, deseo igualmente esto para vosotros, ¡por supuesto!
Para todos (me incluyo) un consejo: ¡vivamos cada instante con los ojos bien abiertos! Nos queda mucha Belleza por admirar...
Un abrazo a cada uno,
Lydia

sábado, 11 de diciembre de 2010

Anhelo

Busco la verdad. No siempre he sido consciente de este anhelo de verdad y de belleza, pero cada vez más, quizás por los años, pero sobre todo por los encuentros, por las experiencias, por el asombro de la vida, por los pequeños milagros extraordinariamente “ordinarios”… este anhelo de verdad y de belleza van ocupando en todo mi yo una espacio que crece día a día.
En el último mes en mi vida, bueno, en realidad en los últimos 26 años y unos pocos meses de mi vida (¡en toda mi vida!) ha habido un poco de todo. “Sin calma pierdo el contacto conmigo y con el mundo”, dice una canción de uno de mis cantantes favoritos, Shuarma. ¿No crees que es así? Ahora te escribo con calma y por eso puedo reconocer que lo que estoy buscando, tropezando y levantándome, es la verdad, que lo que estoy buscando es la belleza.
Podrías decirme, como muchos piensan hoy, que la verdad no existe, que todo es relativo. Permíteme que te diga que no, que sí que existe la verdad. No te voy a decir ahora cuál es la Verdad. Yo estoy en camino, pero ya he descubierto algunas aristas y algunas caras que componen este diamante de verdad y de belleza. Sigo buscando… y lo que sí que quiero es decirte que no te rindas jamás, invitarte a esta aventura de buscar la verdad, sea cual sea tu posición, sean cuales sean tus ideas, sean cuales sean tus opiniones… No te rindas, no te dejes condicionar por prejuicios o por ideas preconcebidas, toma la iniciativa y corre tras aquello que puede llenar tu corazón. Vuelvo a las letras de Shuarma: “recuerda cuando tus dedos luchaban por tocar aquello que no podías alcanzar”. Recuérdalo. ¿No te asombra y te conmueve ver la cara de sorpresa de un niño ante cosas que para ti son “cualquier cosa”? Llega un tren y el niño lo señala, a veces saltando y gritando y diciendo: “¡Mira, mira!”. Vuela un avión y el niño alza el cabeza sorprendido siguiendo su trayectoria. El niño camina, quizás siguiendo el camino a casa “de todos los días”, y se detiene porque ha vislumbrado una flor. Ejemplos como estos, tantos como niños hay en el mundo y tantos como instantes componen el tiempo. No dejes que la monotonía y la rutina se adueñen de tu vida, porque tú y yo también podemos mirar la realidad con los ojos de un niño. Yo lo intento y a veces lo consigo, o “más o menos” lo consigo, y te aseguro que este mirar así la realidad te conduce a la admiración y esta admiración te lleva a preguntarte: “¿cómo es posible? ¿De dónde ha salido todo esto?” Probablemente estas preguntas ya te han asaltado más de una vez. Por favor, cuando estas preguntas te asalten, no te detengas. Sigue caminando, enfréntate a ellas, porque como persona tienes el deseo de encontrar una respuesta a estos anhelos. No dejes de pensar. A veces dicen que los niños, los adolescentes o algunos adultos son felices “porque no piensan”. No es verdad. Para estar en camino buscando la verdadera felicidad es necesario que pienses, que te interrogues, que dialogues, que abras bien los ojos y que dejes que la realidad te asalte y te desarme. Todo en esta vida, bello o no, alegre o no, bueno o no, agradable o no… -¡todo!- es una parte del camino que recorres y, si te decides a mirarlo, puedes descubrir que tu camino es, con todo su dolor, en definitiva hermoso. Déjame citar una vez más a Shuarma, que dice “pero aún me cuesta mucho apreciar la belleza de una flor, si oigo un grito de dolor”. Cierto, a mí me también me cuesta, a ti seguramente también, pero lo que quiero decir es que pese al dolor, la belleza está presente: ¡no dejes que tu mirada te impida admirarla! Y, más aún, ese grito de dolor es la voz de alguien que como tú y como yo anhela la verdad y la belleza.
En todo y en todos hay bien y hay mal, pero dime: ¿no eres libre? Lo eres. Mi elección es disfrutar al máximo de mi libertad para recorrer el camino hacia la felicidad con admiración. En mí hay mal, hay contradicción, hay dolor… pero elijo que nada de esto me oculte el anhelo de verdad y de belleza, porque sólo persiguiendo este anhelo podré hacer que mi camino y el tuyo se encuentren y porque sólo si nos encontramos podremos sostenernos en esta búsqueda constante de la felicidad. Bien se ha dicho que “para cambiar el mundo, he de empezar por mí”.
Dedico estas palabras a Gabriela en el día de su bautizo.