El pabellón estaba repleto, multitudes
observaban al gran jugador Paolo, conocido como "el Triple", no sólo
por su estatura, sino porque su porcentaje de aciertos en el lanzamiento de
triples era tan alto que nadie podía igualarle. A veces fallaba, es verdad,
pero su equipo nunca se lamentaba por ello, ni mucho menos se lo reprochaba. Sólo su entrenador lo hacía porque no era
capaz, no podía, no sabía o no quería (nadie sabía muy bien las razones) perder
un partido ni "saborear", sí, "saborear" una derrota, ni
tampoco que sus jugadores pudiesen decidir a veces en la cancha.

Era el último cuarto del partido pero no sólo
eso, el cronómetro marcaba el tiempo que quedaba para el pitido final: 2
segundos. El equipo de "el Triple" iba perdiendo 99-101, pero él,
"deformación profesional" quizás, pero positiva, se repetía: "2 segundos son mucho tiempo. Podemos
ganar." Se encontraba al borde del área de triples, sin tocarla, podía
lanzar un triple, ¡incluso tenía tiempo para pensarlo! Su entrenador le gritaba
dejándose la voz desde la banda: "¡¡Fuerza
tiros libres!! ¡¡Fuerza tiros libres!! ¡¡Fuerza falta técnica!!"...
Los árbitros trataban de impedir que el entrenador interfiriera en el juego. No
era un "tiempo muerto": era el partido. "El Triple" no
sabía si lo que oía era realmente su entrenador o la voz de su entrenador
retumbando, como otras veces, en su cabeza. Tiros libres. Podían igualar el
partido y forzar prórroga, con más tiempo para la "remontada"... Más
tiempo, más esfuerzo, más tensión, más gritos,... y no había garantía de
victoria...
Pasaban tantas cosas por la cabeza de
"el Triple" que esos 2 segundos parecían una eternidad, cualquier
decisión era arriesgada. Pero el tiempo corría y la pelota estaba en sus manos.
Había que decidir y actuar, actuar de inmediato. Su respuesta era un triple: ¡él
lo sabía, sus compañeros lo sabían, su familia y sus amigos, que contemplaban
desde la grada el partido y esos eternos 2 segundos también lo sabían! Y sí,
su respuesta fue un lanzamiento de tres puntos. La pelota botó en el aro de la
canasta, volvió a botar y luego pareció quedarse estática sobre el aro...
¿Cuánto tiempo quedaba? Todo parecía "cámara lenta". El equipo
contrario saltaba para sacar esa pelota estática del aro, pero no: la pelota no
estaba estática, sólo estaba "pensando" hacia dónde dirigirse "¿hacia
dentro?, ¿hacia fuera?" Sí, curiosamente ¡decidió la pelota! y decidió entrar.
Pitido final: el equipo de "el
Triple" había ganado en el último segundo 102-101 y sus compañeros se
abalanzaron sobre él. Todos le apoyaban: "¡Errare humanum est, errare humanum est, errare humanum est!"...
¡Y habían ganado! Pero ese era su lema y nada ni nadie, ni siquiera la victoria,
el triunfo, nada, les haría olvidar eso, lo principal de sus vidas: que eran
personas, personas humanas y que tanto el ganar como el perder, en cualquier
terreno de sus vidas, era completamente humano y que de todo siempre
sacaban algo bueno, algo bello: sabían saborear las victorias, pero también las
derrotas. ¿Qué era una "derrota" sino una nueva oportunidad? Incluso
tal vez, la oportunidad tras la derrota era mayor que tras la victoria...
Su entrenador no fue capaz de, no pudo, no
supo, no quiso (¿quién sabe?) mirarle. Sí, había lanzado la pelota de los tres
puntos que les habían dado el triunfo, pero no lo había hecho como él -el
entrenador- quería... Quizás el entrenador reflexionó, quizás no, nunca transmitía
ni un "gracias" ni un "perdón", palabras que para el equipo
eran muy importantes. Pero el equipo le miraba con cariño y mientras le miraban
se repetían: "Errare humanum
est".
Paolo, "el Triple", tras abrazar a
sus compañeros se dirigió a la grada. Les miró a todos, a cada uno, con
agradecimiento. Todos cabían en su corazón. Luego fue a buscar su rinconcito de
la grada. Allí estaban su mujer y sus dos pequeñas, junto con algunos amigos.
Parecía que durante el partido habían estado "separados": sus amigos,
especialmente sus chicas, en la grada, y él en la cancha... Pero sólo lo
parecía, porque en realidad sus corazones estaban fuertemente unidos y esto
superaba cualquier distancia. Un partido, 4 cuartos con sus 10 minutos, 2 segundos
eternos para decidir... Y decidió la pelota, se decantó hacia dentro, pero él
la había lanzado hacia allí y sólo lo había hecho por una razón: porque sabía
que sus compañeros, sus colegas, sus amigos, su familia, pasase lo que pasase,
estarían con él. Estarían con él, sí, porque para ellos el lema del equipo
también era suyo y nada de lo que sucediese podía pasar por encima de lo que
"el Triple" era, ni mucho menos una derrota, ni tampoco
una victoria, ¡nada! Paolo, "el Triple", estaba por encima de eso: él
era una persona que se había cruzado en sus vidas, de una u otra manera, para
dar lo mejor de sí mismo. Y eso era lo que él, tanto en los buenos como en los
malos momentos, deseaba ofrecerles, con el humano condicionante que todos
sabían y que no hace falta que recordemos una vez más, el lema de ese equipo
que supo cambiar su historia porque para ellos lo primero era y es la persona.
(Especialmente dedicado a Paolo & Co., no doy más señas.
No quiero dejar pasar tampoco este 1 de junio para felicitar a Rocío y Fran y a Majo y Nacho, ya saben porqué, aunque puede que nunca lo lean, no importa :-)
Un añadido más, felicito también a Gema en el día de su cumpleaños, se me pasó felictarte, aunque sabía que era tu cumple... Pero bueno, las entradas son editables, así que ahí queda.
Socorro...¡¡¡¡Carlitos!!!! 31 de mayo???? Creo que también me olvidé de ti, perdóname pequeñajo).
Un añadido más, felicito también a Gema en el día de su cumpleaños, se me pasó felictarte, aunque sabía que era tu cumple... Pero bueno, las entradas son editables, así que ahí queda.
Socorro...¡¡¡¡Carlitos!!!! 31 de mayo???? Creo que también me olvidé de ti, perdóname pequeñajo).
Un abrazo.
Bueno, gracias a Paolo "el Triple", he podido corregir algo fundamental (en serio) en esta entrada: la duración de un cuarto en un partido de basket. Tal y como me ha dicho, la duración de los cuartos es de 10 minutos en España, 12 minutos en EE.UU. Si la habéis leído antes de la corrección, en mi partido los cuartos duraban 15 minutos (lo que viene a ser un cuarto de hora, vamos). La verdad es que anoche hice un poco de "trabajo de investigación" para saber cómo se llaman las cosas en el basket y aprendí algunas cosas, pero lo de los cuartos daba por hecho que eran de 15 minutos... y no, no es así. Bueno, ahora los cuartos del partido en esta entrada duran 10 minutos, he decidido que el partido se juega en España (aunque sólo Dios sabe dónde se está jugando y dónde se jugará). En cualquier caso, Paolo, "el Triple", sigue lanzando canastas de tres puntos todos los días, muchas, con un porcentaje de aciertos muy alto. Eso será así hasta que existan canastas de más puntos... y entonces, lanzará esas. Ciao!
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