Que la belleza que transmitáis a las generaciones del mañana provoque asombro en ellas.
Carta a los artistas, Juan Pablo II.

Haced cosas bellas pero, sobre todo, convertid vuestras vidas en lugares de belleza.
Encuentro con el mundo de la cultura, Lisboa, 12-5-2010, Benedicto XVI.

lunes, 14 de mayo de 2012

Una


Estoy en el tren, camino de Valencia a Zaragoza. En mi vagón vamos unas 10 personas, creo que no más. Cada una tendrá su historia, cada una sus problemas, sus creencias o sus no creencias… Quién sabe cuántos seremos católicos, católicos practicantes. Puedo decir que al menos dos, porque está una religiosa (se la distingue por su hábito) y estoy yo. Quién sabe cuántos estaremos unidos…
Voy a aprovechar este trayecto para hablarte precisamente de la unidad, más bien, de la Unidad con letra mayúscula. Si eres católico, te resultarán familiares estas palabras relativas a la Iglesia: Una, Santa, Católica y Apostólica.
Hoy voy a hablarte de la primera de ellas: la Iglesia es Una. Desde que encontré la fe, desde que Dios se metió en mi camino por sorpresa, he sentido el dolor de ver como esta Iglesia que decimos Una se encuentra dividida. No me refiero a la existencia de diversas instituciones, movimientos, asociaciones, etc. Esto no es una división, es un rasgo bellísimo de nuestra Iglesia. ¿Por qué? Porque en la Iglesia todos tenemos cabida, hay carismas “para todos los gustos”, para todos los temperamentos, para todas las sensibilidades particulares de cada uno de nosotros… Pero esto no es división, es Belleza, es riqueza para la Iglesia, son tallas de un mismo diamante. Cada uno está en disposición, si lo desea, de encontrar un lugar en la Iglesia donde vivir su fe con la compañía espiritual y la amistad que necesita, siguiendo un carisma particular que le facilite el camino –el único camino- que debemos seguir todos en la Iglesia: Cristo, él es nuestro Camino, y persiguiendo aquello a lo que todos en la Iglesia hemos sido llamados, la santidad. Sólo un apunte respecto de la santidad: no pienses que eso no está hecho para ti, que está hecho para hombres y mujeres con “súper-poderes” (no creas, yo también lo pienso a veces)… Pero lo cierto es que no: la santidad es una llamada universal para todos los cristianos y consiste, no en hacer lo “imposible”, sino en dejarse hacer por Dios, en entregarse a Su Voluntad… Todos podemos alcanzar la meta de la santidad, la plenitud en la Vida Eterna, si nos ponemos en manos de Dios como el barro en manos del alfarero, si nos dejamos podar como los sarmientos en la vid… Yes, we can! ;-)
Bueno, volvamos a la Unidad. A fecha de hoy, conozco bastantes instituciones en la Iglesia, cosa que me sorprende, Dios lo ha querido así, y eso que hace apenas 8 años que me encontré con el Señor. Conozco el Opus Dei, el movimiento de Comunión y Liberación, a algunos miembros del Regnum Christi y Legionarios de Cristo, a sacerdotes diocesanos, a Carmelitas Descalzas, a religiosas del Lumen Dei, Misioneras Identes, neocatecumenales, cristianos que no pertenecen a ninguna institución en concreto… Algunas veces, para mi tristeza, he oído comentarios negativos o críticas de algunos miembros de alguna institución hacia otras instituciones… Es algo que me produce muchísimo dolor y creo que al Señor, que es el mismo para todos, le producen mucho más dolor. Él le dijo a María desde la Cruz que en Juan tenía a su hijo, y a Juan que en María tenía a su madre… regalándonos a todos la única familia de la Iglesia.
Hace pocos días, escribiendo sobre este tema, pensaba en lo que es la Iglesia: la Iglesia somos todos, Cristo es la cabeza y nosotros somos su cuerpo. ¿Qué sentido tiene que con tu mano tires piedras contra tu propio pie? ¿O que con tu pie pises tu propia mano? Es algo que dicho así, humanamente, resulta muy comprensible: no tiene sentido alguno. Sin embargo, es lo que nosotros, los católicos miembros de una Iglesia que es Una, hacemos con frecuencia. Pocos días después, hablando con una amiga de la Obra, me decía que a ella este tema también le produce mucho dolor. En su casa a veces ha oído críticas hacia otras instituciones (lo mismo he oído yo en otras instituciones hacia la Obra) y ha querido corregir estos comentarios. ¿Por qué? Ella lo explicaba muy bien poniendo la analogía de una familia: la Iglesia es una familia. Dios es nuestro Padre: ¿qué padre no quiere que sus hijos estén unidos? Sus hijos pueden ser muy distintos unos de otros, pueden comprenderse más o menos entre sí, incluso pueden “caerse” mejor o peor, pero ¿qué padre no desea que pese a las diferencias que existen entre ellos, permanezcan juntos, unidos? Y que los hijos sean distintos, no quiere decir que ninguna sea mejor que el otro… Espero hacerme entender, bien sea con mi ejemplo, bien sea con el de mi amiga. Creo que explicado así está al alcance de todos el comprenderlo.
Yo, por la gracia de Dios, no he de hacer un esfuerzo para querer por igual a todas las “partecicas” de la Iglesia, para admirar la Belleza que supone la diversidad de los carismas que ésta aprueba. Quizás tú tampoco, o sí, no lo sé. Pero piénsalo: si eres católico, la Iglesia es tu casa, es tu familia, has de quererla como tal, en toda su totalidad, sin separatismos, sin “burlas” de unos u otros… Lo digo con cariño.
Como sabrás, y si no lo sabes lo sabrás a partir de ahora, en la Iglesia se celebra la Octava por la unidad de los cristianos (lo que no sé decirte, son las fechas). Son ocho días dedicados especialmente a la oración para que los cristianos estemos unidos, para que la Iglesia de Cristo sea verdaderamente Una. Yo procuro intensificar mi oración por la unidad durante esos días, pero al mismo tiempo pienso: ¡si ni siquiera los cristianos católicos estamos unidos entre nosotros!
Quiero finalizar pidiéndote que te unas a la oración por la unidad entre todos los miembros de la Iglesia, porque si proclamamos que la Iglesia es Una, si decimos “Creo en la Iglesia, que es Una, Santa, Católica y Apostólica”, no podemos obrar luego contra aquello en lo que hemos dicho que creemos.
Lo siento si te he aburrido :-)!! Seamos Una sóla cosa con Él.

7 comentarios:

  1. Hola Lydia, soy Ximo,el artículo es estupendo,sigue "aburriéndonos". Un saludo!

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  2. Excelente artículo. Dan ganas de añadir una nota más a la Iglesia: Una, Santa, Católica, Apostólica... y Bella! ;)

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  3. Estoy totalmente de acuerdo!! Es increíble la cantidad de movimientos que hay y... ¡¡todos por lo mismo!! ¿Por qué esas críticas de unos a otros si comparten LO MEJOR? Aún recuerdo pasear por el Retiro en la JMJ y ver todos los "puestos" de los miles y miles de movientos que hay. Todos iguales, porque como bien dices, somos UNA.
    Besos

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  4. Alex, Majo, Ximo, gracias a los tres por vuestros comentarios.
    Ximo, seguiré "aburriéndoos" tanto como pueda.
    Álex, ¡y Bella sería excelente!, pero quizás Una, Santa, Católica y Apostólica ya recogen en si mismas "y Bella!" :-).
    Majo, yo no pude ver los puestos pero sé que estaban ahí, ¡Uno para todos y todos para Uno!

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  5. Querida Lydia, como siempre necesito empezar dándote las GRACIAS, porque has descrito muy bien el significado de la palabra UNA cuando se atribuye a la Iglesia.

    Justo anoche estaba viendo con una amiga este video:

    http://www.youtube.com/watch?v=OycibgDkwx8&feature=youtu.be

    que recomiendo a todos...

    ¡ Seamos UNO en el UNO y TRINO !

    pd: no dejes de escribir ;)

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  6. ¡Gracias Paula! Perdona que no te haya contestado hasta ahora. Yo también empiezo dándote las GRACIAS porque no había visto este vídeo, por estar ahí y por compartirlo con nosotros!!
    Pronto estaré de vuelta en Valencia, ¡así que nos vemos en nada!
    ¡Trataré de no dejar de escribir, ya que me lo pides ;-)!
    b7s!

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  7. Lydia, mira que te conozco... pues aún así consigues sorprenderme. Gran artículo. Tienes razón, hay demasiadas rencillas familiares dentro de la Iglesia, pero es que somos humanos y pasan estas cosas. Sin embargo, el Jefe pone orden en lo fundamental.
    Un beso
    M. Curiel

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